Cosmética y Dermofarmacia

A menudo, la cosmética y la dermofarmacia son dos términos que suelen venir unidos, pero, ¿son realmente lo mismo? ¿Cuáles son sus diferencias?

Son varios los máster en cosmética y dermofarmacia que existen sobre estos dos conceptos, y no es para menos, ya que esta industria está considerada como una de las más relevantes del sector español, pero también a nivel mundial. De hecho, en España genera más de 35.000 empleos.

Sin embargo, uno de los principales objetivos de este tipo de industria es que el consumidor reciba la información correcta. Y ahí radica la importancia de estar especializado o realizar estos programas formativos en centros de formación online como Formación Alcalá.

A continuación, te explicamos algunos de los conceptos básicos que necesitas saber sobre la cosmética y la dermofarmacia.

 

¿Qué es la cosmética?

Cuando se habla de cosmética, la mayoría de las personas piensan en los productos de belleza, como lápices para los ojos, pintalabios, sombras, coloretes… Pero lo cierto es que el concepto de cosmética engloba mucho más.

En los pueblos primitivos, los productos cosméticos tenían un carácter mágico. En China y en la India, por ejemplo, iban ligados a las prácticas religiosas y, en Egipto, a la medicina.

CosméticaLa cosmética es una disciplina derivada de las ciencias de la salud que tiene tres funciones principales y bien diferencias:

  • Función higiénica: la higiene es uno de los aspectos fundamentales en la salud de la piel. El organismo contrae del ambiente que lo rodea todos los factores contaminantes (polvo, sudor…) que se depositan en las zonas exteriores del cuerpo y, por tanto, constituyen un terreno apto para el asentamiento de microorganismos, que pueden provocar diversas enfermedades y alteraciones.
  • Función eutrófica: la cosmética ayuda a mantener las funciones de la piel. De esta forma, tiene una propiedad que mantiene mejor las funciones anatómicas y funcionales de los tejidos donde se aplica.
  • Función estética: los productos cosméticos pueden influenciar positivamente los sentidos de la visa y del olfato. Esta función de la cosmética es muy compleja, puesto que está formada por múltiples componentes, aunque lo más importante es cómo los productos se aplican sobre la piel. Además, la función estética tiene un valor ornamental, aunque es la primera por la que se empezaron a utilizar los cosméticos en épocas antiguas.

No obstante, cabe destacar que, actualmente, la cosmética se ha constituido como una gran industria en la que participan la química, la biología, la farmacia y la medicina. En este sentido, se divide en varios sectores: facial, corporal, capilar, perfumería e higiene.

¿Qué diferencias hay entre la cosmética natural, biológica y ecológica?

A pesar de que existen diferentes tipos de cosmética, lo cierto es que la natural es la que, cada vez, se utiliza más. De hecho, cada vez son más los fabricantes que apuestan por utilizar en los etiquetados de sus productos palabras que estén relacionadas con la naturaleza, como los términos bio y eco.

Natural - Bio - EcoPero, ¿qué diferencias existen entre la cosmética natural, biológica y ecológica?

Principalmente, hay que tener en cuenta que un cosmético se clasifica como natural cuando su composición está formada por productos de origen natural. Sin embargo, esto no quiere decir que no incluyan ingredientes químicos, sino que su composición contiene ingredientes de origen vegetal.

Por eso es muy importante fijarse en la lista de ingredientes que lleva, para comprobar cuáles de sus componentes son realmente de origen natural y cuáles no.

En cuanto a los productos cosméticos catalogados como biológicos, ecológicos y orgánicos, estos sí tienen que cumplir unas características más exigentes, que se centran en el proceso de fabricación, embalaje, respeto al medio ambiente y listado de ingredientes.  

Por tanto, un producto cosmético natural no tiene por qué ser, obligatoriamente, biológico, ecológico u orgánico. Para que esto sea así, existen certificados oficiales que tienen que tener esos productos y que exigen la utilización de ingredientes procedentes de recursos renovables, como puede ser el certificado Ecocert.

No obstante, como hemos dicho anteriormente, lo importante es fijarse en los ingredientes de cada producto y, para ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) elaboró un informe, titulado “Lo natural no tiene química”, en el que hablaba sobre la publicidad engañosa en productos que utilizaban términos como bio, orgánico y natural.

¿Qué es la dermofarmacia?

La dermofarmacia ha ocupado siempre un espacio paralelo en el mundo de las diferentes disciplinas de la farmacia. Según la Real Academia Nacional de Medicina, se puede definir como la “disciplina científica que se ocupa del estudio y la fabricación de productos para aplicación tópica, tantos terapéuticos como cosméticos”. 

Este concepto es bastante reciente, ya que se empezó a usar en francés en los sesenta. Fue, a partir de ese momento, cuando se internacionalizó y se tradujo a otras lenguas.

De esta forma, se puede determinar que los productos dermofarmacéuticos se encargan del cuidado de la piel, no solo de la que está dañada, sino también de la que está sana con el objetivo de prevenir lesiones. Estos productos, además, también se pueden utilizar como complemento a los tratamientos de enfermedades dermatológicas.

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Dermocosmética. Diferencias entre la cosmética y la dermofarmacia

Teniendo en cuenta las definiciones anteriores, se puede decir que la dermofarmacia es la rama de la farmacia que estudia, fabrica y expende productos de cosmética no relacionados con patologías. Por tanto, ambos conceptos están enfocados en el cuidado de la piel y en la mejora del bienestar.

Así, entre la dermofarmacia y la cosmética, surgió hace unos años un nuevo concepto: la dermocosmética.

La dermocosmética es un punto intermedio entre un cosmético tradicional y un medicamento. Sus creadores se basan en una mayor cantidad de literatura médica y, de esta forma, los productos deben salir al mercado con los mismos estándares de calidad y eficacia que un medicamento.

La principal diferencia entre los productos cosméticos y los dermocosméticos es que los resultados de estos últimos están comprobados científicamente, con el objetivo de garantizar su seguridad y eficacia.