La sangre es un tejido líquido que recorre el organismo a través de los vasos sanguíneos, transportando células y todos los elementos necesarios para realizar sus funciones. Como todos los tejidos del organismo, la sangre cumple múltiples funciones que son necesarias para la vida, como la defensa ante infecciones.

En este sentido, todas las células que componen la sangre se fabrican en la médula ósea y, a parte de los glóbulos rojos, que transportan el oxígeno, también están los glóbulos blancos, que son los encargados de defender al organismo contra las infecciones bacterianas y virales.

En este artículo vamos a centrarnos en los glóbulos blancos, también conocidos como leucocitos, en los tipos que existen y en las funciones que cumplen en el cuerpo humano.

 

¿Qué es un leucocito?

Un leucocito, también llamado WBC o glóbulo blanco, es un tipo de glóbulo que se produce en la médula ósea y se encuentra en la sangre y en el tejido linfático. Se caracteriza porque carece de hemoglobina, tiene un núcleo y es capaz de motilidad, es decir, de moverse espontánea e independientemente.

Los leucocitos son parte del sistema inmunológico del cuerpo.Los leucocitos son parte del sistema inmunológico del cuerpo, por lo que le ayudan a defenderse y combatir infecciones y otras enfermedades. Esto lo pueden hacer al ingerir materiales extraños y desechos celulares, destruyendo agentes infecciosos y células cancerosas o produciendo anticuerpos. Además, se pueden utilizar para buscar afecciones como infecciones, inflamaciones, alergias y leucemias.

Aunque los glóbulos blancos se encuentran en la circulación, la mayoría de ellos luchan contra las infecciones en los tejidos y los pocos que se encuentran en el torrente sanguíneo están en tránsito de un sitio a otro.

Por tanto, constituyen una parte muy importante del sistema de defensa corporal frente a los microorganismos. Como media, existen 4.000-10.000 x mm2 de sangre, lo que supone un 1% del volumen total de sangre.

En este sentido, la leucocitosis es un recuento de leucocitos superior al normal y se conoce como leucopenia cuando es inferior al normal.

Funciones de los leucocitos

Los leucocitos forman parte del sistema inmunitario, de modo que intervienen en la defensa del organismo cuando es invadido por moléculas extrañas, microorganismos, etc… El terreno donde actúan no es solo la sangre, pero es esta la que los hace circular y acerca a los leucocitos a los lugares afectados.

Los leucocitos eliminan los desechos y las células mutadas.Cuando alcanzan los lugares afectados, los leucocitos salen de la sangre, filtrándose por los poros que se forman en las células endoteliales de los capilares y las vénulas.  

De esta forma, no solo protegen al cuerpo de los microorganismos invasores, sino que también eliminan los desechos y las células mutadas. Al hacerlo, permiten que varias células del tejido corporal continúen funcionando correctamente.

Si bien todos los leucocitos están involucrados en las respuestas inmunitarias para defender el cuerpo, esto se logra de diferentes maneras según los tipos de leucocitos.

¿Cuáles son los tipos de leucocitos o glóbulos blancos?

Existen distintos tipos de leucocitos o glóbulos blancos según su morfología y función. Generalmente, se clasifican en granulares, que contienen gránulos o sacos en su citoplasma, o agranulares, que no contienen gránulos o sacos. Cada tipo de granulocito o agranulocito juega un papel ligeramente diferente en la lucha contra las infecciones y enfermedades.

Vamos a ver, en primer lugar, los leucocitos granulares que, como hemos dicho, tienen gránulos en el citoplasma y su núcleo tiene forma de herradura. Estos leucocitos se dividen en tres subtipos:  neutrófilos, eosinófilos y basófilos.

Los neutrófilos representan el 45-70% de todos los leucocitos. Tienen un núcleo polilobulado y contienen dos clases de gránulos citoplasmáticos: los azurófilos y los específicos. Además, son fagocitos activos y buenos comedores gracias a estos factores:

Factores de los neutrófilos.

Como todos los leucocitos, el neutrófilo se desarrolla en la médula ósea, circula por la sangre y pasa al tejido conectivo a través de las células endoteliales de los capilares y las vénulas. Para ello, previamente ciertos oligosacáridos de la membrana plasmática del neutrófilo reaccionan a oligosacáridos de la membrana plasmática de las células endoteliales, cuya expresión prevalece en las vénulas y los capilares de los tejidos invadidos por agentes extraños.

Después de abandonar la circulación, el neutrófilo se moviliza en busca de esos agentes, atraído por sustancias emitidas por ellos o segregadas por células vecinas. Esto se llama quimotaxis. Así, fagocitan a las bacterias o a las partículas y las digieren con sustancias que se liberan de sus gránulos citoplasmáticos. Llamativamente, esas sustancias matan a los propios neutrófilos, cuyos restos se mezclan con el material digerido y forman el pus.

Los eosinófilos representan el 1-5% de los leucocitos circulantes y se encuentran en mayor cantidad en la mucosa intestinal y en los pulmones. Además, aumentan con la alergia y manifestación parasitaria y tienen una actividad fagocítica, es decir, se comen a los agentes extraños del organismo.

Los eosinófilos se ubican en los pulmones.El eosinófilo permanece en la sangre unas pocas horas y, cuando pasa al tejido conectivo, vive entre 7 y 12 días. Por esta razón, la fórmula leucocitaria revela escasa cantidad de eosinófilos y en el tejido conectivo se los observa con cierta facilidad.

Los eosinófilos intervienen en las alergias y en las reacciones inmunológicas contra los parásitos, durante las cuales su número aumenta considerablemente en la sangre. Así, cooperan con los mastocitos del tejido conectivo, que atraen a los eosinófilos mediante sustancias que liberan en el tejido afectado. Cuando llegan a este, secretan las sustancias de sus gránulos, que actúan contra el organismo invasor.

Por último, dentro de los leucocitos granulares, se encuentran los basófilos, que representan el 0-0,5% de todos los leucocitos y son los granulocitos más pequeños. Posee gránulos de heparina e histamina, que son mediadores químicos que modulan la inflamación, y el número de basófilos aumentan con las reacciones alérgicas e inflamatorias.

Cuando el organismo ingresa una sustancia alergénica, un clon especial de linfocitos B que produce una inmunoglobulina E (IgE) específica, mientras que los basófilos elaboran receptores capaces de unirse a ella. La IgE se une tanto a los receptores del basófilo como a la sustancia alergénica, lo cual hace que el basófilo descargue el contenido de sus gránulos sobre ella. Las reacciones alérgicas derivan de las sustancias que se liberan de los gránulos.

Los leucocitos agranulares, o agranulocitos, no tienen gránulos específicos y son mononucleares. Se dividen en dos grupos: monocitos y linfocitos.

El monocito es la célula más grande de la sangre y representa el 3-10% de todos los leucocitos. Su núcleo es ovalado, en forma de riñón, y posee una hendida más pronunciada que la de los linfocitos, orientada hacia el centro de la célula. Contiene potentes sustancias bactericidas y enzimas proteolíticas.

Los leucocitos agranulares se dividen en: monocitos y linfocitos.Los monocitos nacen en la médula ósea y circulan por la sangre con el objetivo de llegar a diversos tejidos del organismo, donde se establecen y se diferencian en macrófagos o histiocitos. Además, tienen una gran capacidad fagocítica con microorganismos, restos celulares y partículas.

Al igual que el neutrófilo, el macrófago fagocita bacterias y partículas inanimadas, además de células muertas del propio organismo. No obstante, a diferencia del neutrófilo, el macrófago continúa vivo después de la fagocitosis.

Por último, se encuentran los linfocitos, que representan un 20-30% de todos los leucocitos. Tienen núcleos esféricos, rodeados de una capa fina de citoplasma, y son producidos por las células de la médula ósea, madurando en otras del organismo como en el bazo. Además, suelen aumentar cuando el organismo es infectado por ciertos microorganismos.

Hay dos tipos de linfocitos: linfocitos B y T. Los primeros de ellos participan en la respuesta inmunitaria humoral y en la formación de anticuerpos, mientras que los T participan en el proceso de inmunidad celular y desempeñan un papel regulador en el sistema inmune.

Con los métodos microscópicos convencionales no es posible identificar a los distintos tipos de linfocitos, sino que se necesita emplear marcadores inmunohistoquímicos, los cuales revelan la presencia de ciertos receptores y de otras moléculas exclusivas, presentes en la membrana plasmática de cada uno.